Un invierno en Kandahar
Afganistán cuadernos de viaje

Comprar en papel - Comprar e-Book  

Cuenta las aventuras de juventud de la autora en Afganistán donde llegó, por primera vez, en diciembre de 1968. Explica los motivos del viaje que empezó siendo una experiencia iniciática, cómo le fascinó el país y sus gentes y cómo a partir de entonces cambió su vida.

La primera parte se desarrolla en tres espacios: el Bazar de Kandahar -el comercio y los comerciantes-;  la casa del juez -cómo vivían las mujeres-; y el hotel Pamir -qué hacían los viajeros occidentales en ruta hacia oriente-.

Cada uno de ellos ofrece una visión diferente del país, observado desde la perspectiva de una mujer joven occidental que viaja sola y que se instala en una ciudad de provincias del sur de Afganistán, para pasar el invierno.

Esta parte del libro ganó el premio especial del jurado "Grandes Viajeros" de Aramaio en 1998.

La segunda parte lleva por título: Canción de cuna para un aventurero muerto.

Relata varias estancias de la autora en Kabul, la capital de Afganistán, donde se trasladó cuando en Kandahar empezó a hacer un calor insoportable, su encuentro con peculiares y carismáticos personajes, su vida con las principales familias de la ciudad, los trabajos que realizó como el de hacerse cargo de la oficina de Air France, y los viajes que emprendió dentro del país.

En el transcurso de diversas aventuras e intrigas sazonadas con historias de amor y de odio, se advertirá la estructura tribal de Afganistán, sus clanes y  familias, etnias y lenguas, las luchas de poder entre las diferentes tribus y las pugnas fratricidas dentro de las mismas familias, la historia del rey ladrón, los últimos días de una corte decadente, el nacimiento de los partidos comunistas y de sus oponentes islámicos en la Universidad de Kabul, el golpe de Estado del aristócrata Daud y, en fin, los talibanes, la guerra civil y la diáspora afgana.

Un invierno en Kandahar es un relato delicioso y un canto a la amistad.

Mensaje de una lectora:
Acabo de leer un libro tuyo sobre Afganistán y he sentido la necesidad de agradecerte los buenos momentos que me ha proporcionado su lectura.
Esta mañana, de camino al trabajo, se me salían las carcajadas a mi sola en el metro leyendo el pasaje de los turistas "vip" franceses...
Me encanta la naturalidad con la que transmites las experiencias, es como ver a través de tus ojos. Uno llega a sentir la esencia profunda del lugar.
Eso no sólo requiere de inteligencia despierta sino de buen corazón... Y últimamente, en mucho de los libros que leo, echo de menos ese corazón...

Reseña de Un invierno en Kandahar por Alejandro Moledo.